
10 Jul Influencers en la cuerda floja: la credibilidad se mide, no se supone
En el universo del marketing de influencia, la reputación se ha convertido en un campo de minas. Lo que ayer era aspiracional, hoy puede parecer insensible. Lo que ayer movía audiencias, hoy genera sospechas. ¿La razón? El público ha madurado. Y con él, su radar para detectar lo auténtico, lo oportunista o, directamente, lo impostado.
Del alcance al juicio reputacional
Durante años, muchas marcas —especialmente en cosmética— se dejaron seducir por el alcance, los likes y los seguidores. Pero el criterio ha cambiado. Hoy, un mal movimiento de tu embajador digital puede comprometer tu posicionamiento, tus valores… y tus ventas. La credibilidad ya no se presupone: se mide, se audita y se gestiona.
Casos recientes: señales de alerta
En las últimas semanas, hemos visto situaciones que lo confirman:
- Una reconocida influencer de lifestyle como Marta Riumbau ha recibido críticas por publicar contenido aspiracional desde zonas afectadas por conflictos internacionales, en un viaje que fue percibido por muchos como frívolo y desconectado de la realidad.
- María Pombo ha sido cuestionada por algunas colaboraciones que no parecen coherentes con la imagen de marca personal que proyecta: naturalidad, familia, cercanía.
- Dulceida, referente de la moda y el entretenimiento, ha tenido que matizar mensajes y colaboraciones tras comentarios negativos sobre retoques estéticos y estándares de belleza idealizados.
Estos casos no solo erosionan la conexión con su audiencia, sino que salpican —y condicionan— a las marcas que los patrocinan. Porque en 2025 ya no hay compartimentos estancos: los valores se contagian, para bien y para mal.
El sector cosmético, en el punto de mira
La cosmética trabaja sobre territorios delicados: autoestima, salud de la piel, sostenibilidad, diversidad, ciencia… y cada uno de estos ejes está bajo vigilancia social constante.
Por eso, es el momento de pasar de la colaboración intuitiva a la colaboración estratégica. ¿Cómo?
- Audita antes de contratar. No solo el número de seguidores: analiza el histórico de publicaciones, el tono, los valores, los vínculos, las polémicas previas.
- Alinea narrativa y propósito. Si tu marca defiende la piel real, el cuidado responsable o la diversidad, no puedes asociarte con quien promueve filtros, retoques y estándares excluyentes.
- Define un protocolo de crisis. Todo briefing debería incluir una cláusula de actuación reputacional: qué hacer si el influencer genera una polémica, cómo se posiciona la marca, y qué canales se activan.
No se trata de cancelar, sino de elegir mejor
No se trata de demonizar a los influencers. Muchos hacen un trabajo excelente, con autenticidad, creatividad y rigor. Se trata de profesionalizar la relación y asumir que, en un entorno tan visible y volátil, lo que no se controla, se convierte en riesgo.
Las marcas que entiendan esto no solo protegerán su reputación. También construirán una comunidad más sólida, coherente y conectada con la realidad de sus consumidores.
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