Del INCI al Instagram: lo que de verdad quiere saber tu consumidor

Durante años, la comunicación cosmética ha vivido entre dos extremos: la jerga técnica que solo entienden los laboratorios y la promesa emocional que roza lo genérico. Pero el consumidor de 2025 ya no se conforma ni con fórmulas crípticas ni con eslóganes bonitos. Quiere saber. Quiere entender. Y, sobre todo, quiere confiar.

Entre la etiqueta y el storytelling

El INCI (la lista de ingredientes que aparece en el envase) es obligatorio. Pero no es suficiente. ¿Qué hace el ácido ferúlico? ¿Qué diferencia hay entre un péptido y una proteína? ¿Qué significa que un producto sea “oil-free” si lleva escualano? Preguntas reales que las marcas muchas veces dejan sin respuesta… mientras en redes, las respuestas (acertadas o no) las dan otros: farmacéuticas influencers, cosmetólogas, tiktokers, o simplemente, usuarias con ganas de opinar.

El conocimiento cosmético ya no vive solo en las cabinas o los congresos. Vive en los Reels, en los tutoriales, en los debates de TikTok.

Si no lo explicas tú, lo explicarán por ti

Hoy, quien comunica con claridad tiene ventaja. No solo porque educa, sino porque genera una relación de confianza. El consumidor no exige que le hables como a un dermatólogo, pero sí espera que no lo trates como a un niño.

Y aquí es donde muchas marcas fallan: siguen creyendo que comunicar ciencia es aburrido o complicado. Spoiler: no lo es, si sabes cómo traducirla.

Claves para comunicar ciencia cosmética sin perder el alma

  • Traduce sin trivializar. No se trata de convertir una fórmula en un chiste, sino de explicarla con naturalidad: qué hace, por qué se ha elegido, para quién está pensada.
  • Visualiza lo invisible. Un gráfico, una textura o una imagen en movimiento puede explicar más que un párrafo técnico. Usa el diseño como aliado de la ciencia.
  • Conecta con la emoción, pero no la uses como excusa. Puedes hablar de autoestima o autocuidado sin dejar de explicar que el retinol necesita fotoprotección, o que un producto natural no es sinónimo de inocuo.
  • Apóyate en voceros expertos. No hace falta tener un departamento interno de I+D visible: colabora con dermatólogos, esteticistas o científicas que validen tu mensaje de forma creíble.

La transparencia no es una tendencia. Es la nueva norma.

Las generaciones más jóvenes —y también las consumidoras más fieles— están entrenadas para identificar el humo. La autenticidad se demuestra, no se proclama. Y en cosmética, se demuestra explicando, enseñando, compartiendo lo que hay detrás de cada gota.

Del INCI al Instagram hay un mundo. Quien lo sepa recorrer con honestidad y rigor, se ganará algo más valioso que un clic: la confianza.

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