
04 Sep Trabajo con IA. Pero comunico con alma.
Vivimos en la era del dato, del algoritmo y de la automatización. Las herramientas de inteligencia artificial están transformando la forma en que creamos contenidos, gestionamos crisis, analizamos audiencias y tomamos decisiones estratégicas.
Y sí: yo también trabajo con IA. La uso cada día para optimizar procesos, para inspirarme, para llegar más lejos en menos tiempo.
Trabajo con IA. Pero comunico con alma.
Porque la verdadera conexión no la genera un modelo predictivo. La genera una historia bien contada. Una emoción compartida. Un mensaje que toca, que importa, que deja huella.
La inteligencia artificial es potente, pero no tiene memoria emocional. No sabe lo que es una lágrima en directo. Ni el temblor de voz de una madre en una entrevista. Ni cómo se eriza la piel cuando una marca dice justo lo que necesitas oír.
Hoy más que nunca necesitamos profesionales que dominen la tecnología, pero que no renuncien a lo humano. Que entiendan que la IA puede ayudarte a encontrar las palabras… Pero que el alma está en cómo las dices.
Yo soy periodista. He estado delante de una cámara, detrás de un micrófono, en el backstage de grandes lanzamientos. Y ahora, en plena revolución tecnológica, sigo creyendo en lo mismo: la comunicación que de verdad funciona es la que emociona.
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