¿De qué sirve poner la bandera si no alzas la voz? Orgullo no es postureo

Como cada 28 de junio las redes se tiñen de arcoíris. Las marcas actualizan sus avatares, lanzan alguna pieza de contenido inclusivo y, durante unos días, todo parece un gesto de apoyo al colectivo LGTBIQ+. Pero en muchos casos, ese gesto es solo eso: un gesto.

Porque la pregunta clave es:

¿Qué pasa el resto del año?

El Orgullo no es una campaña. No es una foto. No es una edición limitada con packaging multicolor. Es una responsabilidad. Y si una marca decide hablar, tiene que hacerlo con conciencia, coherencia y continuidad.

Hoy más que nunca, los consumidores (especialmente los más jóvenes) no perdonan el oportunismo. Analizan a quién se da voz, a quién se contrata, qué se visibiliza… y sobre todo, qué se hace fuera del foco.

No sirve de nada ondear la bandera si no:

  • Apoyas al colectivo los 365 días del año.
  • Colaboras con creadores, profesionales y asociaciones LGTBIQ+ desde la estrategia, no solo desde la campaña.
  • Revisas tus valores, tu cultura interna y tus políticas de inclusión reales.
  • Alzas la voz cuando toca: contra los discursos de odio, la discriminación o el retroceso en derechos.

Las marcas que inspiran hoy no son las que “celebran” el Orgullo, sino las que lo defienden. Las que entienden que comunicar diversidad no es una tendencia, sino un compromiso. Las que están dispuestas a incomodar si hace falta. Porque no se trata solo de visibilidad, sino de posición.

Si tu marca no se moja cuando hay riesgo, tu arcoíris no vale nada.

No sumes likes. Suma voces. El Orgullo se demuestra todo el año.

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